Los Andes, cordillera Huayhuash y Diablo Mudo, II parte.

-La visita del Cóndor, la nevada y la vista de Yerupajá

Un Relato por Oscar M.

Luego de pasar una noche más o menos placentera en el campamento Cuartelhuain, el primero de varios, nos despertó Iván, nuestro guía de trekking, a eso de las 6:00 de la mañana con un saludo de buenos días y un calientito mate (té) de hojas de coca, buenísimo para la aclimatación y para calmar un poco el frío de la mañana que rondaba los 5°.

El día dos del ride el 21 de agosto, inició tranquilo, ya teníamos instrucciones para todos los días en las madrugadas, lo primero que teníamos que hacer era recoger todas las cosas de las tiendas de campaña, ordenar todo y empacarlo, listo para ser cargado por nuestros arrieros y levantar el campamento lo más temprano posible. Recuerdo bien que el primer día tardamos más de una hora recogiendo todo y los últimos días bastaban solo 15 minutos para tener todo listo, la práctica hace al maestro ;o).

Ese día por la mañana conocimos a otros miembros de nuestro equipo, 10 burros súper fuertes que se encargarían de trasladar nuestro equipaje de punto a punto y por supuesto, el señor Donato, un caballo de rescate por si algo pasaba a alguno de los ticos, fuera un accidente o bien que la montaña pasara su acostumbrada factura de agotamiento, vimos como nuestros arrieros Wenseslao y Fernando, en minutos tuvieron el campamento listo para ser transportado, nosotros mientras tanto buscamos guantes para contrarrestar las manos frías, gorros, jackets cortavientos e impermeables de goretex (casacas como dicen en Perú), abrigos de flees y otros chuicas para mantenernos calientes, tomamos el desayuno y nos fue entregado un almuerzo (emparedado, fruta, galletas y dos confites) para comer durante el viaje.

Listos para partir, una oración grupal, una personal, y ahora sí …. la aventura inicia pensé, la señal de Iván suena en el corazón de cada uno de los ocho quien con una frase clásica dice, ….. Listos chicos, no dejen nada olvidado, vaaaaaaaamonos a la cordillera Huayhuash, aunque le sonará extraño, amigo lector esto pasó en segundos, el silencio fue total, solo la respiración y el sonido del caminar se escuchaba, la brisa fría nos daba de frente, tomamos un gran sendero que se veía serpenteando por el altiplano que en la mañana presenta un color entre amarillo y verde, el olor a páramo era inconfundible, recuerdo, que nadie hablaba y al cabo de un rato dije a mis amigos Anabelle y Daniel que marchaban junto a mí, ahora sí ….. se viene, se viene, se vieeeeeeeene la caminata en Los Andes, muy feeeeeeeeeo, risas y bromas lograron que me bajara el tarugo de adrenalina, la experiencia es incomparable.

El altiplano presenta una brisa muy fría en la mañana que cambia de inmediato entre la sombra y el lado soleado de la marcha, unos 5° pueden ser la diferencia entre un lado y el otro, el sendero es de una suave hierva que hace placentero el avance, seguimos caminando y caminando, de pronto alguien grita, buuuuurros, burros cuidado. Como una locomotora, los burros cargados pasan a galope por el sendero, sacos, mochilas, cajas de madera, cilindros de gas constituyen su carga, tras ellos van los arrieros a un paso increíble, esos maes corren literalmente tras los burros que marchan a un poco mas de 4.000 msnm, me quedé asombrado de las fuerza tanto de los arrieros como de esos animales que con esa carga y a galope pasan rumeando hierba como si fueran de paseo. Bueno por algo los tienen aquí.

Seguimos nuestra marcha que en ese día debía completar 18 Km. Luego de un rato pregunté a Iván si creía que tendríamos la oportunidad de ver algún cóndor y me respondió con una gran sonrisa, definitivamente sí…, ah que bien me dije, al rato vi en lo alto una silueta y dije a Iván, Cóndor? y me dice no, Caracaras, al cabo de otro rato otra silueta, y otra vez yo, Cóndor?, no Caracara eso sucedió unas veces más y como era de esperarse nuestro guía de manera muy amable me dijo, ….. tranquilo yo le aviso cuando los veamos …. :O(

Cuando cumplíamos poco más de hora y media de marcha llegamos a una pendiente que deberíamos subir por espacio de dos horas y un poco más, nuestra guía nos indica, vamos al paso Cacananpunta 4.700 msnm e iniciamos la subida, Huayhuash nos comenzó a probar, subíamos y subíamos, poco antes del paso nos detuvimos para un pequeño respiro y tal como suele pasar de la nada apareció  entre los picos nevados una gran silueta que planeaba a muchos metros de altura, su alas se movían solo para cambiar de dirección, y por nuestras cabezas como dándonos un saludo … un majestuoso cóndor cruzó el cielo, salió de la sombra de los nevados para pasar por un cielo con un intenso azul que solo se ve a grandes alturas, pasó dos veces y tal como llegó desapareció tras una cordillera negra. El saludo del cóndor, dijo nuestro guía de escalada Pelayo … buena suerte traen, me dijo.

Al poco rato llegamos a nuestro paso y nos dispusimos a un descanso, tomamos nuestras meriendas y seguimos la marcha al paso siguiente, El Carahua a 4.650 msnm, luego de cumplir ese paso iniciamos una descenso tendido por más de 2 horas, hasta que logramos ver nuestro próximo campamento en Carhuacohca, con una laguna dentro de una especie de valle pequeño, la cual podíamos ver de la parte alta donde estaban instaladas nuestras tiendas, al llegar no vimos nada extraordinario en el lugar ya que estaba con mucha neblina y solo veíamos la laguna y la base de algunas montañas. Nos aseamos y cambiamos de ropa y fuimos llamados a tomar un café o chocolate con galletas, por un rato conversamos los 8 y luego de eso salimos de nuestra tienda comedor, eran casi las cuatro de la tarde, nada más salir y quedamos literalmente con la boca abierta, el paisaje ya no era el que vimos al llegar, la laguna Carhuacocha tenía un color verde turquesa, y en el fondo se levantaban tres nevados imponentes que se recortaban con el cielo azul, el nevado central presentaba una pequeña nube lenticular, el paisaje era incomparable, hermoso, apacible y demasiado silencioso, Iván, solo señalé las montañas, y dijo …. sencillamente espectacular cierto…, no pude decir nada el paisaje me cautivó, bueno creo que a todos o a casi todos, una extraña emoción me invade en esos momentos, me eriza la piel y me viene un sentimiento a la garganta que provoca las lágrimas, – las personas que les gusta andar como cabras en el monte saben muy bien a que me refiero – una sensación profunda, luego tras nosotros las palabras del guía, a la izquierda el gran Yerupajá, al centro el Hirichanca Grande y a la derecha el Hirichanca Chico. Sabía muy bien porque dijo el “gran Yerupajá”, éste es una de las grandes bestias de la cordillera 6.700 msnm, aristas casi infranqueables y caras de escalada colmadas de inmensos bloques de hielo (séracs) listos para caer y arrancar de sus paredes a profanos escaladores que intentan sus osados ataques a cumbre.

Apacible cayó la tarde y dio paso a una noche fría, cenamos a eso de la 7:00 de la noche, pasada la cena nuestra guía vino a nuestra mesa con un mapa del lugar y nos explicó muy bien lo que hicimos durante el día y donde nos dirigíamos al día siguiente, hecho esto todos a dormir.

El día 3 la salida estaba pactada un poco más temprano ya que el día anterior nos atrasamos empacando, 4:45 nos despiertan las alarmas e hicimos nuestros equipaje, antes de las 6:00 llegó nuestro esperado mate de coca y al poco rato listos para desayunar, le dimos tanda al pan y galletas dulces y poco antes de las 7:00 listos para partir, nuestro guía nos da unas rápidas instrucciones y nos dice…. chicos el día de hoy es más corto, son unos 15 Kms pero hoy tenemos que subir al paso Siula a 4.850 msnm, la caminata de hoy es dura. Preparados partimos y al poco tiempo inició un ascenso que duraría por casi 2 horas a una marcha forzadísima.

Cerca estábamos del paso faltarían unos 20 minutos cuando nuestro guía de escalada Pelayo corrió un poco a una saliente de roca que formaba como una especie de techo, y se dispuso a preparar nuestro almuerzo a base de vegetales y atún enlatado, y dijo a Iván, debemos comer ahora ….. mira el paso …. está cerrado el clima y puede “llover”, … llover, pensé, a casi 5.000 msnm, OK chicos, dijo Iván comeremos antes del paso, varios dijimos pero no es mejor llegar al paso y luego comer, caminar en esta pendiente con el estómago lleno no es buena idea, la marcha era súper forzada, el oxígeno no nos asistía bien, en fin el agotamiento era ya suficiente como para sumarle esfuerzo al cuerpo con la digestión. ….. o comemos ahora o comemos hasta el campamento el clima se va a poner malo, pues bueno a pasar por las armas el almuerzo, debo señalar que a gran altura el comer es una acto mental más que físico, el hambre no existe, como tal se sabe que se debe comer pero como digo es un esfuerzo en muchas ocasiones mental.

Terminando el almuerzo el aire se enfrió demasiado, la temperatura cayó a casi 3° y sin anunciar, con una especie de niebla vino la anunciada lluvia, un gran aguacero, pero amigo lector no se equivoque, imagínese un aguacero torrencial, fuerte, pero que no moja, difícil verdad, esto debe vivirse. Granizos del tamaños de granos de maíz nos caía a torrentes del cielo pasó de pardusco a blanco, en minutos el frío era bárbaro, pensé….. Definitivamente estamos en Los Andes… recogimos las cosas nos pusimos el equipo de frío y seguimos al paso, luego de esto bajamos y bajamos a nuestro próximo campamento llamado Huayhuash que ya estaba instalado, guardamos mochilas y acomodamos las tiendas, eran cerca de las 3 de la tarde, hecho esto nos dirigimos algunos a esperar que pasara la “lluvia” en la tienda comedor. Dentro se escuchaba como el granizo caía y caía sin parar,  era como escuchar un gran aguacero pero sin gota de agua líquida, todo congelado, una experiencia increíble. Al cabo de un rato la “lluvia” para y se hace un gran silencio creo que fui el primero en salir de las tiendas y como buen tico que vive en el trópico di un gran grito, ESTÁ NEVANDO, ESTÁ NEVANDO, cae nieve como la gran p….. dije. La Pachamama no paraba de asombrarme cada día un espectáculo diferente, con un silencio que casi se podría tocar solo el leve sonido de la nieve se escucha, las tiendas se cubrieron de nieve en minutos, algunos permanecimos fuera de las carpas y admiramos aquel gran paisaje, el gran Yerupajá como un fantasma se veía por ratos y se ocultaba por otros.

A eso de las 5 la nevada paró, la temperatura descendió por los -5° el piso estaba todo blanco, cenamos y luego las indicaciones del guía sobre el día que nos esperaba, se despidió con un buenas noches y todos salimos a nuestras tiendas, pero esto no acabó aquí, la noche se despejó, el cielo fue uno de los más estrellados que vimos durante el ride, las montañas estaban recortadas por una tímida luz de luna, vimos en todo su esplendor ese gran cielo de Los Andes, el cual solo los afortunados que hemos tenido la oportunidad de visitarlo podemos describir, el espectáculo era tal que sacamos las sillas plegables y permanecimos por largo rato contemplando ese espectáculo, la baja temperatura no nos importaba, aún cuando cortaba la piel descubierta y nuestras narices por dentro (literalmente), se cortaban y sangraban.

Al cabo de un rato nos fuimos a dormir el termómetro marcaba 2 grados dentro de las tiendas, todo fuera de las tiendas estaba congelado la respiración se corta con el frío de la noche, la temperatura sigue bajando y llegó según el último conteo a -3 grados dentro de la tienda, para que usted amigo lector tenga una idea del frío en una tienda, meta una mano en el congelador por un rato cuando tenga ya la mano muy fría eso serán dos grados, más caliente que una tienda ;o).  Dormimos lo que pudimos y luego a esperar con ansias el día 4 que contaría con 12 kms por pasos nevados, provocados por el clima del día anterior, muy temprano nos alistamos y recogimos la “mica” (equipaje) como decimos en tiquicia y listos a las 7 para el inicio del nuevo día, marchamos por un sendero blanco, lleno de nieve y avanzamos al paso de la base del gran Yerupajá, amigo lector en este lugar cada día es diferente una nueva experiencia, una nueva sensación, y por supuesto un nuevo paisaje. En silencio caminamos y caminamos hasta que un ruido nos llevó la vista al costado derecho de nuestro sendero, un ruido como el de una locomotora que marcha a lo lejos se escuchó, cortó el silencio, el ruido venía del Yerupajá, a un costado un enorme “río” de hielo caía y caía, Iván señaló arriba y dijo, “Avalancha”, eso es una experiencia que para el que nunca lo ha visto es impresionante, la fuerza y la velocidad de estos eventos son imponentes, el ruido que hacen los ceracs al rodar en pedazos por la cara de la montaña te queda grabado para siempre, y convencido estoy que nunca me gustaría encontrarme con una de éstas de frente. ;o)

Seguimos nuestra marcha y avanzamos a nuestro próximo campamento en la laguna Viconga, este día estuvo tranquilo cumplimos nuestro paso de altura Portachuelo a 4.786 msnm sin mayores novedades, al paso nuestro nos acompaño una leve neblina que de cuando en cuando levantaba para dejarnos otros espectáculo, a la izquierda del sendero pudimos ver un vecino de la cordillera Huayhuash denominado la cordillera Rarhia que mostraba un inmenso glaciar de altura, imponente, un espectáculo más que la Pachamama nos tenía reservado, durante el día la nieve regresó al paso y nos acompañó hasta el campamento, ese día y la noche, el frío fue violento, llegamos a estar en las tiendas a – 5° todo se congelaba, dentro de las tiendas, que por cierto deben quedar un poco abiertas para evitar la condensación dentro, caían algunas gotas sobre las bolsas de dormir que al cabo de unos minutos se transformaban en pequeños hielos.

Esta noche fue silenciosa solo de cuando en cuando el sonido de una avalancha lejana en la cima de las montañas nos despertaba, creo que por el frío intenso el sueño fue muy ligero para todos, pude pensar esa noche en lo que faltaba del trekking, pensaba en la experiencia de la escalada con un frío similar, me imaginaba como podría ser una caminata en glaciar, para muchos de nosotros, la primera vez, el rendimiento físico y otro montón de cosas, pero algo pasé por alto, la aproximación al glaciar no se puede evitar y nunca se debe menospreciar, esto sería un súper reto que no teníamos planeado aún, cierto que nos gusta mucho andar como cabras en el monte, pero para algunos el Diablo Mudo sería el límite y cada uno debería enfrentar sus propios miedos, sus limitaciones, su vértigos y rasgar las entrañas del instinto primitivo para poder gritar cumbre, el Diablo Mudo no se dejaría vencer de manera fácil, antes clavaría sus dientes de hielo en los que se aventuraran al ataque, el terreno cargado de penitentes y con pendientes de más de 60° de inclinación esperaba a cada uno de los profanos.

En la próxima entrega, las termales, el paso Cuyoc y la escalada al Diablo Mudo.

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