Los Andes, cordillera Huayhuash y Diablo Mudo, III parte (final)

Las termales, el paso Cuyoc y la escalada al Diablo Mudo.

Un Relato por Oscar M.

El campamento en la laguna Viconga resultó ser uno de lo mas fríos, ya que las montañas se sitúan al fondo del campamento a unos 3 o 5 kms, en forma como de herradura y el campamento está ubicado en la abertura de esta, eso hace que el viento que baja de las montañas pase a gran velocidad y baja temperatura por la humanidad de todos los aventureros, sin embargo ese campamento particularmente ofrece una belleza natural o más bien una bendición natural, tiene un par de piscinas, si correcto piscinas de agua termal a 40 grados celsius esto es una maravilla, al principio cuesta acostumbrarse pero luego no se quiere salir de ese lugar y regresar al frìo intenso, varios disfrutamos de esa reconfortante agua caliente y luego nos cambiamos y de nuevo a la ropa caliente, por cierto el cambio de ropa es al aire libre ya que no hay un cuarto, vestidor o algo parecido y caminar casi 75 metros con semejante frìo no es buena idea, pero había que experimentarlo.

Luego de cambiarme, me dirigía a mi tienda cuando  Walter R. me llamó y me dijo,  «venga para invitarlo a algo» pasé a una estancia, una especie de combinación de casa rústica y choza y … me quedé sin palabras por lo que vi … esto no lo va a creer amigo lector … en medio del altiplano más de 4500 msnm … en medio de ese aposento una caja repleta de cerveza peruana y por supuesto súper fría :o) ni modo, al chancho con lo que lo crían, tuve que mandarme un par de vasitos bueniiiiiiiisima, salud compañeros, jeje.

La noche vino pronto, pasamos a la tienda comedor y nuestro amigo Pelayo preparó una especie de fajitas de carne, arroz y pan, (merecidas bocas como decimos en tiquicia) esta noche no nos dieron indicaciones para el siguiente día, sospechamos que Iván se enfiestó, bueno lo tenìa más que ganado.

Al día siguiente salimos un poco más tarde, la idea era descansar un poco, ya que el día siguiente sería un poco largo para lograr una mayor aproximación al Diablo Mudo, 7: 30 fue la hora de partida hacia el paso Cuyoc a 3 horas y media de marcha, llegamos al paso Cuyoc, logramos otro de nuestros pasos a 5.100 msnm otro gran logro para los ticos, este es un paso con una vista escénica impresionante, en este punto tuvimos una vista privilegiada del Siula Grande, lugar donde se perdieron dos escaladores cuyo accidente fue inmortalizado en la película Tocando el Vacío, tuvimos mucho chance de disfrutar ese logro, luego de eso iniciamos un gran descenso a nuestro próximo campamento en Humacpatai, al descender pasamos por una zona del altiplano llamado Pampa Elefante ya que una formación de rocas simula un elefante muerto, a tres horas de descenso llegamos a nuestro campamento, nos prepararon un delicioso chocolate y luego la cena, ese día Iván nos hizo un cambio para lograr un campamento más cercano a nuestro punto de acceso a la escalada y lograr descansar un poco más, todos a dormir aunque el día siguiente era más corta la caminata, imponía un reto adicional y es que teníamos que descender mucho y luego volver a subir.

Al día siguiente recogimos el campamento más rápido y salimos temprano, bajamos hasta 3.650 msnm pero luego tuvimos que subir a 4.200 por una cuesta interminable, al cabo de 7 horas llegamos al campamento desde donde pudimos contemplar de frente la montaña Raju Collota  o Diablo Mudo, una inmensa ladera de roca se veía en la base y a poco más de media montaña se observaba el glaciar.

Acondicionamos nuestro campamento y luego fuimos llamados a tomar un chocolate, serian creo las tres de la tarde, luego del café unos panecillos y chocolate.  Al cabo de un rato nuestro guía de escalada nos llamó para darnos algunas indicaciones,  el día previo a la escalada muchas cosas deben ponerse a punto y eso intentamos hacer esa tarde; procedimos a ensayar, es importante saber que en una montaña nada debe quedar el azar y menos en una escalada. En esta situación si algo puede salir mal va a salir mal. El equipo para la alta montaña y la baja temperatura debe tener al menos 3 capas de ropa, una capa en la piel denominada ropa termal o polartec, en la parte del torso lleva una capa más de de ropa de secado rápido o dry feet, otra más de flees o súetter polar y una más impermeable o jacket contra agua.  En las piernas además de la ropa termal, un pantalón de secado rápido y un pantalón impermeable de gore tex o similar, medias térmicas, dos pares, polainas de goretex o impermeable, zapatos de alta montaña, un arnés con sus mosquetones para el sistema de cuerdas, crampones (picos de metal para glaciar que se colocan en la suela de los zapatos), un piolet (pica de nieve) y por supuesto una botella para agua.  Este equipo, amigo lector debe ser cargado en la mochila ya que esto produce mucho calor para la caminata de aproximación y a tan baja temperatura no es muy aconsejable sudarse.

Además  es importante ajustar los crampones a los zapatos de escalada ya que no es una actividad que sea sencilla de realizar en un glaciar y a más de 5.000 msnm y con guantes para frío; listo el equipaje procedimos a preparar nuestra mochilas, el ataque a la cumbre iniciaría a las 12 de la noche, en la mochila irían los zapatos de escalada, los crampones, el polar o suéter de fless, las medias de alta montaña, un piolet de travesía, agua, merienda, dulces, gel energéticos y demás.

El resto de ese día transcurriría con tranquilidad, algunos consideraron la escalada al Diablo Mudo  y decidieron no intentarlo, nuestro amigo y guía de alta montaña Pelayo nos dió las indicaciones finales y armó el sistema de cuerdas para que tuviéramos una idea de como «engancharnos» al mismo.

Al ser casi las 5 de la tarde fuimos llamados a tomar un café con una especie de pastel que preparó Pelayo hecho con pasta de trigo queso y jamón, buenísimos, luego al ser las 7 pasamos tomar la cena, esta cena se tornó algo silenciosa, la noche no estaba muy fría aunque el cielo estaba muy despejado, supongo que estábamos con muchas expectativas de lo que seria la escalada.  Ivan nos dió las recomendaciones de costumbre e indicó las rutas del grupo que no intentaría la escalada y que seguiría por el sendero hasta el campamento ….. los demás alcanzaríamos al grupo en ese mismo campamento,  nos dió además algunos consejos para la escalada, «recuerden la cuerda tensa y los pasos siempre asegurados, cuídense unos a otros por favor, cuidado con las grietas, atiendan las indicaciones de Pelayo y verán que todo saldrá bien», todos tienen su equipo listo cierto, nos dijo al final, la hidratación y la merienda ya cargada su salida será a las 12 en punto y deben recoger sus pertenencias y su campamento no puede atrasar la salida, si el sol calienta el glaciar es muy inestable y resbaladizo y no queremos accidentes, bien todos a dormir mañana será un gran día.

Ya en nuestras tiendas eran casi las 8 de la noche teníamos que aprovechar las cuatro horas de sueño al máximo y este precisamente no es un buen momento para meditar sino para tratar de descansar, el viento soplaba en pequeñas ráfagas y el silencio se hacía notar, a este punto la adrenalina te corre por todo el cuerpo y hace al corazón ir a galope, dificulta dormir, pero se debe hacer, poco a poco fui controlando la ansiedad y quedé dormido al igual que mis amigos.

12 medianoche, las alarmas de los celulares repican y los corazones se quieren salir del pecho, el momento esperado de la escalada había llegado, los 5 que intentaríamos la cumbre estábamos súper ansiosos, con una velocidad que solo da la práctica, recogimos nuestro campamento en 15 minutos, nos llamaron para tomar un café ligero, chocolate y galletas.   Mientras me tragaba las galletas miraba la cara de mis compañeros de escalada todos serios, concentrados, silenciosos no hubo chistes como de costumbre la ansiedad y la expectativa por lo desconocido se hacía sentir, estábamos a punto de conocer nuestros límites y nuestros miedos, estábamos en el punto de no retorno.

Cargamos nuestras mochilas, creo que al menos 15 kgs de cada uno, pusimos nuestras lámparas en la cabeza y esperamos la orden de salida, Pelayo, el guía nos da las últimas indicaciones, vamos a caminar despacio pero constante espero estemos en unas 5 horas en el glaciar, adelante, y partimos.

Amigo, si usted ha tenido alguna experiencia de este tipo me podrán entender pero si no debo contarle que la adrenalina y la ansiedad en un momento como este le seca la boca, le acelera el corazón y le produce espasmos en el estómago, es una sensación particular, el frío acentúa aún más la actividad del sistema nervioso, todo su cuerpo y mente son un torbellino de emociones.

Paso a paso y en silencio iniciamos la aproximación a la morrena que era como una especie de lavadero de piedra y arena, caminamos por 2 horas y luego llegamos a la morrena, tomamos una plataforma lisa y empinada de roca, unos 50° de inclinación y subimos por esa piedra, subimos y subimos los bastones de caminata sacaban chispas en la piedra, la inclinación de la roca prendía en fuego nuestros muslos, las mochilas tiraban para el piso.  Subimos poco más de una hora la piedra, no puedo calcular la altura de esa pared pero si le puedo decir que a ese punto las lámparas ya no alcanzaban el fondo.  Superamos la roca y llegamos a una «cascada de piedra» una ladera de gran inclinación repleta de rocas de tamaño de medio metro cuadrado para abajo, caminara resultaba ser incomodísimo, miles de rocas cuadradas tapizaban la ladera y se movían, igual caminamos por más de 1 hora y luego llegamos a la parte alta que se convirtió ahora en una ladera de arena suelta y fina, casi 5 horas de subir y las pantorrillas ya no soportaban el ácido láctico, los muslos y las pantorrillas se sienten, literalmente en llamas.

Todos en silencio, superamos paso a paso nuestras empinadas pendientes, cuando ya iniciaba el amanecer a eso de las 5 y minutos superamos una arista de roca y como quien mira un fantasma quedamos paralizados, a pasos de nosotros se encontraba el inmenso glaciar Raju, El Diablo Mudo, seguimos nuestra aproximación y al cabo de unos minutos nuestro guía nos detuvo y procedimos a colocarnos el equipo de escalada, cuando estuvimos preparados él montó el sistema para nuestra cordada.  Pensé, esto sí es de verdad ahora si son palabras mayores, a nuestros costados y a nuestros pies se podía observar el final de la pendiente que corría hacia la sombra del sol por el altiplano, el sendero no era posible identificarlo y el campamento era solo una pequeña mancha, a la p…. pensé, estamos bien alto, ya no puedo calcular la altura de la pendiente pero sí creo que debería superar los 400 o 500 metros hasta el fondo.

Nos colocamos el equipo y entramos al glaciar, sentí por primera vez el hielo milenario bajo mis pies, los crampones, solo pisar el glaciar, se activaron y cobraron vida, éstos se incrustaban en el hielo como si se tratase de un abrojo que se enreda en la ropa, el piolet de una aleación de aluminio transmitía el frío de la montaña a las manos, con un sonido de crack (como de galleta que se quiebra) avanzamos por el glaciar, la sensación me quedó tan grabada que actualmente con cerrar mis ojos puedo sentir esa textura, esa emoción, el Diablo Mudo, como bien nos dijo el guía dias atrás, es llamado así por peligroso y por silencioso. Llegamos a una especie de arista que debíamos escalar, una pared con una inclinación de 60° o más se elevaba frente a nosotros, el viento de días atrás había erosionado el hielo y su apariencia era como un paisaje fantasma, blanco, muy blanco y lleno de picos de más de un metro de alto llamados penitentes.  Escalamos, subimos y subimos la pared, los muslos en llamas, la fuerza llegaba a su límite y solo era el inicio, luego de subir esa primer pared llegamos a un pequeño collado como una especie de montura de unos 50 metros de largo para descubrir que nos esperaba otra escalada más grande que la anterior, pero antes debíamos sortear un escalón de unos 30 metros de alto, debíamos descenderlo, su inclinación creo que debería ser 80° y  uno de sus lados una caída que no parecía terminar.

Uno a uno descendimos, pateando vigorosamente los crampones contra la pared de hielo para lograr alguna estabilidad, tocó mi turno me coloqué de frente a la pared, mi mano izquierda en la nieve tan profundo como pude, me ajusté la dragonera de mi piolet y golpeé con fuerza hasta que mi piolet se hundió hasta el puño, clavé mis crampones en la nieve y comencé el descenso me sentí confiado, el equipo de seguridad estaba en su punto paso paso, tanto yo como mis compañeros de escalada llegamos al collado dos previo a la próxima escalada.

Caminamos por la montura por unos 150 mts sobre la fila de hielo, a las espaldas nuestras una caída inmensa obligaba a la concentración en la caminata, el piolet y la cuerda de seguridad, llegamos así a la próxima pared, igual contaba con unos 60° de inclinación, paso a paso, lento, escalamos y escalamos. De pronto lo temido, una leve escarcha cayó sobre nosotros y el clima se cerró e inició una nevada no muy densa, nuestro guía miró al cielo y me dijo espero que el clima no se ponga malo, no es un buen lugar para estar con mal clima, para dicha nuestra el clima se mantuvo igual, y no empeoró, seguimos subiendo y subiendo.  Luego de superar un escalón no vi más a nuestro guía, al salir lo vi parado en una especie de explanada de uno 10 metros y en voz entrecortada y con sus manos en las rodillas me dijo con una voz que tocó mis huesos, «…. Diablo Mudo, cumbre, Oscar hemos hecho cumbre» sin llegar al punto más alto mis ojos se llenaron de lágrimas de alegría y logro, la respiración se me cortaba y los pasos eran saltos de júbilo, sólo unas segundos después pude decir, » SIIIIIIIII, UUUUUUUJU» CUMBRE CUMBRE, ALDELE HEMOS HECHO CUMBRE, CUMBREEEEEEEEEEEEEEE EN PERÚ, ALDELE LLEGÓ AL DIABLO MUDO (5350 msnm), el pecho se me quería reventar, no se si de agotamiento o de felicidad, la adrenalina recorre el cuerpo con una fuerza embriagante, el éxito es incomparable, el frío y el agotamiento desaparecen por unos segundos y se encuentra uno solo con todo ese arsenal de emociones juntas en un silencio absoluto hasta que vuelve a la realidad; uno a uno fueron llegando, mis compañeros de cordada para darnos un abrazo de éxito, lágrimas y gritos de alegría, Anita, Daniel, Guillermo, Alexander y este servidor completamos la escalada.

Tuvimos unos minutos de silencio para tomar fotos de lo poco que podíamos ver a la distancia, la nevada se disipó un poco y de cuando en cuando nos dejaba espacio para mirar el panorama, eran las 7:30 de la mañana, recuerdo que miré al cielo y la nieve me cayó en la cara, extrañamente no la sentía muy fría, más agradable que otra cosa, nuestras voces eran sordas no producía absolutamente nada de eco, el viento era frío y constante pero no muy fuerte, Pelayo se comunicó a la oficina de nuestra empresa Enrique Expeditions Tours, para informar quienes habíamos hecho cumbre.  Fue un buen momento, para mí, para pensar, en toda mi familia que tanto amo, en las personas que están conmigo para apoyarme en lograr mis sueños y mis pasiones y en los que no están, que estoy seguro ardiendo como estrellas siempre me acompañan y a todo mi equipo que de una u otra forma celebran mis logros tanto como yo, se que muchas personas que leen estas líneas se emocionan tanto como yo, se que les llega al alma y en silencio lo comparten conmigo sinceramente, a todos gracias por su apoyo incondicional y por supuesto que en primer lugar gracias a Dios y a la madre tierra por permitirme estar en estos lugares increíbles con gente increíble.

La hora del descenso llegó, nos despedimos de la cumbre con una mirada profunda, al borde del glaciar nos soltamos el equipo e iniciamos un pausado descenso, de nuevo por una cascada de arena y roca, caminamos y caminamos en la ladera del Raju Collota hasta llegar de nuevo al altiplano, en horas de la tarde vimos nuestro último campamento, por primera vez al borde de la laguna Jauacocha, ese día nos tomó casi 13 horas completar todo el ride, fue agotador y gratificante a la vez.  Llegamos a nuestro campamento y fuimos saludados por nuestros amigos y compañeros, pero algo más sucedió, en el campamento había muchas personas de otros grupos que no hicieron la escalada y sonaron ollas y sartenes haciendo gran estruendo y felicitándonos, muchos ya sabían del grupo de los 5 ticos y el guía que intentamos la escalada, muchos nos felicitaron, esto es una prueba más que las almas libres que gustan de andar como cabras en el monte no están solas siempre tienen y tendrán sus almas gemelas, posiblemente no muy cuerdas pero que comparten la misma pasión mía y nuestra.

A la llegada Walter R. nos recibió con cerveza, no sé como la encontraba en esos lugares, un litro nos tomamos cada uno, luego nos aseamos y conversamos los detalles del ride, llegó la noche y a dormir, todos caímos rendidos, a la mañana siguiente nos despedimos de algunos arrieros y comenzamos el descenso hasta Llamac el punto de salida de la cordillera HuayHuash.

Completamos el ride, gracias a Dios sin accidentes que lamentar, actualmente pienso que la Cordillera fue más de lo esperado por nosotros, los paisajes fueron impresionantes y nunca vistos por nosotros, el azul del cielo, como dice mi amigo Daniel, es de un tono distinto, el altiplano y las lagunas son incomparables, para mí al igual que para todo el equipo fue una lucha interna sin igual, superamos por mucho nuestros límites y nuestros miedos.  Pudimos  apreciar montañas impresionantes en nuestro viaje, nevados imponentes y nos complacimos con el vuelo del cóndor, es tiempo de recuperación, de reflexión,  de estudiar lo que logramos.

Me despido, pero esté atento, que las almas inquietas siempre serán así, siempre buscarán metas ambiciosas, nuevos proyectos;  les garantizo que pronto estará envuelto en otro proyecto de Aldele que nos puede llevara al Sur de América o a otro continente, por ahora queda repasar los detalles y superar nuestras capacidades,  pronto nos veremos de nuevo.

Sabe usted cual montaña tiene el título de la más bella del mundo ….. investíguela …. que el próximo proyecto ya ha iniciado.

Oscar M.

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